El mes de Mayo

Arranca este mes de Mayo con un acontecimiento especialmente deseado por muchos católicos: la beatificación del querido Juan Pablo II. En Roma esperan una gran asistencia de fieles para este acontecimiento pero, aunque sean muchos millares los que el dia 1 se reúnan en la Plaza de San Pedro, habrá muchísimos mas, millones seguramente, en todo el mundo, de toda raza y condición que, no físicamente pero sí con todo el espíritu, estaremos presentes en el solemne momento en el que el Papa Benedicto declare Beato a su predecesor en la cátedra de Pedro.

Algunos sentimos una deuda especial con este Papa porque por sus manos recibimos la ordenación sacerdotal. Realmente emociona pensar que aquel que hace 25 años nos impuso las manos para hacernos sacerdotes de Jesucristo es ahora elevado a los altares…

Ciertamente desde el primer momento de su fallecimiento existía el convencimiento de que aquel Papa había sido santo; lo demostraba aquel grito que surgió espontáneamente de tantos corazones, pidiendo a quien correspondiera, que no se demoraran en el proceso: “Santo subito” oíamos gritar por las calles de Roma en aquellos días posteriores al muerte del Papa, es decir, Santo cuanto antes. El grito recordaba aquellas canonizaciones antiguas “por aclamación”, el las que el sentido cristiano del pueblo no necesitaba pruebas posteriores ni largos procedimientos.

La Iglesia es sabia y prudente, y hace todo con paciencia infinita, pero el Papa actual, que convivió tanto tiempo con Juan Pablo II, que le conoció tan a fondo, que había trabajado, hablado y rezado tantas veces junto a él, abreviando los famosos plazos previstos, nos quiere dar esta gran alegría en el comienzo del mes de María.

Que manera mas estupenda de empezar Mayo. Juan Pablo II eligió como lema del Pontificado aquel “Totus Tuus” que es una referencia a la Virgen y quiso que en su escudo pontifical estuviera presente María, simbolizada en aquella M sobre el fondo azul. Nos podemos encomendar a la intercesión del nuevo beato para que nos ayude a amar también mucho a Nuestra Señora y a refugiarnos en su poderosa intercesión para ser fieles a la misión que cada uno de nosotros hemos de desempeñar en el mundo.

Mn Francesc Perarnau

Mes de mayo, mes de María

Arranca este mes de Mayo con un acontecimiento especialmente deseado por muchos católicos: la beatificación del querido Juan Pablo II. En Roma se esperaba una gran asistencia de fieles para este acontecimiento pero, aunque sean muchos millares los que el dia 1 se reunieron en la Plaza de San Pedro, habrá muchísimos más, millones seguramente, en todo el mundo, de toda raza y condición que, no físicamente pero sí con todo el espíritu, estábamos presentes en el solemne momento en el que el Papa Benedicto declare Beato a su predecesor en la cátedra de Pedro.

Algunos sentimos una deuda especial con este Papa porque por sus manos recibimos la ordenación sacerdotal. Realmente emociona pensar que aquel que hace 25 años nos impuso las manos para hacernos sacerdotes de Jesucristo es ahora elevado a los altares…

Ciertamente desde el primer momento de su fallecimiento existía el convencimiento de que aquel Papa había sido santo; lo demostraba aquel grito que surgió espontáneamente de tantos corazones, pidiendo a quien correspondiera, que no se demoraran en el proceso: “Santo subito” oíamos gritar por las calles de Roma en aquellos días posteriores al muerte del Papa, es decir, Santo cuanto antes. El grito recordaba aquellas canonizaciones antiguas “por aclamación”, el las que el sentido cristiano del pueblo no necesitaba pruebas posteriores ni largos procedimientos.

La Iglesia es sabia y prudente, y hace todo con paciencia infinita, pero el Papa actual, que convivió tanto tiempo con Juan Pablo II, que le conoció tan a fondo, que había trabajado, hablado y rezado tantas veces junto a él, abreviando los famosos plazos previstos, nos quiere dar esta gran alegría en el comienzo del mes de María.

¡Que manera mas estupenda de empezar Mayo! Juan Pablo II eligió como lema del Pontificado aquel “Totus Tuus” que es una referencia a la Virgen y quiso que en su escudo pontifical estuviera presente María, simbolizada en aquella M sobre el fondo azul. Nos podemos encomendar a la intercesión del nuevo beato para que nos ayude a amar también mucho a Nuestra Señora y a refugiarnos en su poderosa intercesión para ser fieles a la misión que cada uno de nosotros hemos de desempeñar en el mundo.

Mn Francesc Perarnau

La Nueva Evangelización

Es conocido el impulso que los últimos Romanos Pontífices han dado a la idea de la necesidad urgente de una nueva evangelización en aquellos países de antigua tradición cristina. Fue un tema de fondo en el Pontificado de Juan Pablo II, que se manifestó especialmente desde el año 1985 y lo sigue siendo en el pontificado actual de Benedicto XVI. Tanta importancia da el Santo Padre a esta necesidad que en junio del año pasado creo el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Explicando aquella decisión el Papa explicaba: “he decidido crear un nuevo organismo, en la forma de «Consejo Pontificio», con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de «eclipse del sentido de Dios», que constituyen un desafío a encontrar los medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo”.

Conviene señalar que esta preocupación por la Nueva Evangelización no es algo que concierna solamente a los pastores o a los miembros de tal o cual movimiento en la Iglesia, o a determinadas órdenes religiosas quizá mas implicados en proyectos evangelizadores. Se trata de una llamada dirigida a todos y que ha de interpelar a todos los miembros de la Iglesia, sea cual sea su condición personal, hombres o mujeres, jóvenes o adultos, solteros o casados… Esta preocupación de quien es Cabeza de la Iglesia ha de renovar en todos la conciencia de misión, que es inherente a la vocación cristiana. En el fondo, cada bautizado es un enviado al mundo, y a cada uno van dirigidas aquellas palabras de Jesús poco tiempo antes de la ascensión: id pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado, Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo… (Mt. 28, 19).

Nadie puede considerarse como un simple espectador en el mundo, sino que todos somos protagonistas implicados en el gran trabajo de la Redención que Jesús lleva a cabo y que la Iglesia, es decir sus discípulos, mantienen y mantendrán vivos en cada generación a lo largo de la historia, hasta el fin de los tiempos.

Mn Francesc Perarnau

Las otras víctimas del aborto

Repetidamente el Papa Benedicto XVI, ha recordado la doctrina de la Iglesia sobre el derecho a la vida de todas las personas, y ha insistido en la perversidad de las prácticas abortivas que son un verdadero “atentado contra la paz”, que siembra nuestras sociedades de tantas muertes inocentes.

Normalmente al referirnos al aborto nos centramos, lógicamente, en la víctima principal, es decir, en el niño o niña que es extirpado del seno de la madre. Pero existe también otra víctima de estas prácticas, a las que conviene prestar mucha atención.

A veces los sacerdotes, en el desempeño de nuestra labor pastoral tenemos que hablar con mujeres que han sido sometidas a una “interrupción voluntaria del embarazo”, nombre que esconde la realidad mas cruda: el aborto provocado. Con mucha frecuencia han llegado a esa situación empujadas por el ambiente y después de conversaciones con “profesionales” que les han presentado el aborto como la mejor y quizá la única solución para su situación.

Después de la intervención, con el paso del tiempo, a veces de años, han empezado a aparecer los síntomas del trauma profundísimo que supuso aquella “interrupción voluntaria del embarazo”. Vienen sufrientes, dañadas, dolidas, a veces muy deprimidas…

Ahora ya lo tienen claro. No, no es algo inocuo, no es una operación más, parecida a la extirpación del apéndice; aquello que había en su interior era “su hijo o su hija”, y sube a la superficie de la conciencia, cada vez con más fuerza la idea clara: consentí que lo mataran.

Hemos oído muchos lamentos, hemos visto muchas lágrimas de mujeres que si ahora pudieran reconsiderarían todo otra vez, volverían atrás en el tiempo. Mujeres que, con horror recuerdan aquellos consejos inicuos: no es nada, no pasa nada, no te enterarás… y a aquellos médicos y enfermeras que son los responsables de su dolor mas profundo.

Muchas, no todas, fueron sometidas a una presión inhumana por parte de los profesionales, de la familia, de las amistades que “querían su bien”. Pero ahora deben sufrir solas las consecuencias durísimas de aquella decisión errónea a la que fueron empujadas.

Tenemos obligación de ayudarlas, comprenderlas, apoyarlas… Y de reclamar a las autoridades correspondientes que no se olviden de que muchas mujeres que han abortado sufren traumas irreparables, y han de soportar daños sicológicos gravísimos. La ley del aborto, además de ser letal para el no nacido, es también enormemente dañina para la mujer. Una sociedad que es capaz de legislar con extraordinaria energía sobre el tema del tabaco, con la sana intención de preservar la salud de la población (¿es esa intención o es mas bien el dinero que cuestan las enfermedades respiratorias al erario público?) sorprende que permita una ley de consecuencias tan funestas. Se trata evidentemente de una ley que es injusta e inhumana.

Mn Francesc Perarnau

La Candelaria, la fiesta de la luz

Como muy bien se puede leer en la web de Montalegre, el día 2 de febrero, cuarenta días después de la Navidad, respetando el plazo previsto el la Ley de la Antigua Alianza, se celebra en la Iglesia Presentación del Niño Jesús en el templo y la Purificación de la Virgen María; las dos fiestas unidas porque en realidad corresponden al mismo momento histórico.

Tradicionalmente esta fiesta recibe el nombre de la Candelaria, una fiesta antigua que era llamada fiesta de la luz porque recordaba que Cristo es la Luz que entra en el del mundo; la Iglesia lo simboliza encendiendo candelas en las celebraciones litúrgicas del día.

Jesús mismo se presentará como Luz del Mundo, pero irá mucho mas allá cuando afirmará que sus discípulos también lo hemos de ser. La expresión es bien clara, recogida en el Evangelio de San Mateo: Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte; ni se enciende una luz para colocarla debajo de un celemín, sino sobre un candelero a fin de que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante todos los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mat 5, 14)

Es una llamada a la responsabilidad de los discípulos de Jesús. Cada uno de ellos ha de ser, hemos de ser, luz que ilumine a nuestro alrededor por el esfuerzo con el que procuramos vivir y difundir las enseñanzas de Jesús. Con frecuencia el mundo se encuentra muy alejado, y la tentación de mimetizarse con el entorno para no llamar la atención es muy grande. Contra esta tentación hemos de luchar: no se puede esconder la luz que se ha encendido, ha de brillar, ha de iluminar, se ha de ver, aunque a veces la luz sea molesta para algunos. Muchos mártires nos dan un ejemplo maravilloso de coherencia. No han cedido a la presión exterior en ambientes muy adversos, aunque esto les haya costado dar la vida. Pero ese sacrificio ha sido siempre fecundo, aquella luz que algunos pretendían apagar dándoles muerte brilló aún con más fuerza y quedó encendida para siempre. Gracias a ellos nosotros somos cristianos.

Mn Francesc Perarnau

Final y principio de año

Mirado desde una perspectiva cristiana, cerrar un año es poner el punto final a un período del tiempo de vida que Dios nos ha concedido. Y por la importancia que tiene el aprovechar bien este don de Dios, acabar el año nos ha de mover a mirar atrás y a hacer un cierto balance.

A lo largo del año 2010 todos hemos recibido muchos dones de Dios, muchas gracias, muchos bienes, a veces conocidos y muchas otras veces desconocidos. Por esto es costumbre cristiana terminar el año rezando un Te Deum, un canto de acción de gracias al Señor.

Junto a tantos bienes recibidos también descubriremos, evidentemente, errores y miserias personales, fruto del egoísmo que anida en nuestro corazón. Seguramente hemos pedido ya perdón al Señor de todas estas cosas, pero es bueno renovar ese arrepentimiento. Reconocer errores, pedir perdón, nos hace más humildes, nos hace comprender que necesitamos más ayuda por parte de Dios, nos hace abrirnos más a su gracia: nos dispone a empezar de la mejor manera el nuevo año que comienza.

Empezar un año abre delante de nosotros un nuevo espacio de tiempo, nuevas gracias de Dios, nuevas oportunidades para crecer en el amor a Dios y en el amor a los hermanos.

La experiencia de los años vividos nos dice que habrá, sin duda, dificultades y problemas, habrá días mejores y días peores, días de sol y gran luminosidad y días de sombras y oscuridad… Quizá en algún momento sintamos incluso la incapacidad para seguir adelante en nuestro camino cristiano.

Consciente de las dificultades por las que sus hijos tenemos que atravesar, la Iglesia nos propone empezar el año con la Fiesta de Santa María Madre de Dios. Es como una invitación a poner ese nuevo tiempo que Dios quiere concedernos bajo la protección y el amparo de María. Esta celebración quiere recordarnos que si nos asimos bien fuerte a la mano de la Virgen, ella nos ayudará y, pase lo que pase, saldremos adelante. Nos anima San Josemaría:

¡Madre! -Llámala fuerte, fuerte. -Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha. (Camino 516)

Mn. Francesc Perarnau

Tiempo de Adviento

Después de la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, que se celebra el último domingo del tiempo ordinario, entramos en la Iglesia en un tiempo de preparación: se acerca ya la gran fiesta de la Navidad.
En muchas ciudades de tradición cristiana como la nuestra (Barcelona), han empezado ya a verse en las calles los distintos elementos decorativos tan propios de este tiempo. Muchas luces, estrellas y árboles, aquí y allí algún pesebre y, dentro de no mucho tiempo, también los villancicos que, junto al clima más frío, casi sin darnos cuenta nos introducirán en el ambiente tan familiar y entrañable de la Navidad.
Hay lo que podemos llamar la “Navidad cultural”, que mantiene las tradiciones, algunas muy antiguas, y que implican todos los aspectos de nuestra realidad, la festiva, la gastronómica, la religiosa…
Es muy importante que todas estas cosas no nos descentren, no nos hagan olvidar la realidad más profunda, la que da sentido a todo lo demás, la que está en el origen de todo: recordamos el Nacimiento de Jesús, el acontecimiento más asombroso que ha tenido lugar en la historia del mundo. Dios mismo que se ha hecho hombre para realizar la Redención de la humanidad.
A lo largo de las semanas del tiempo del Adviento la Iglesia nos va ayudando a disponernos adecuadamente, va fomentando en nosotros el deseo de la llegada del Redentor, va suscitando le necesidad de purificarnos bien, de disponernos interiormente para que de nuevo, en nuestras vidas, acojamos dignamente al Dios que viene.
Acudamos a María, la Madre, que vivió con tanta intensidad, emoción y alegría el primer Adviento, para que nos ayude a revivir en nosotros aquellos mismos sentimientos en la nueva venida del Señor.

Mn Francesc Perarnau

Noviembre: El Papa en Barcelona

Noviembre: El Papa en Barcelona

El mes de noviembre del año 2010 quedará, sin duda, señalado como un momento importante para la historia de la ciudad y de Cataluña debido a la visita que los días 6 y 7 nos hará el Papa Benedicto XVI.

La Sagrada Familia, la obra mas emblemática del genial arquitecto Antonio Gaudí, y probablemente la mas famosa obra religiosa que en estos momentos se está realizando en el mundo, y que es visitada anualmente por millones de personas, será dedicada por la máxima autoridad en la Iglesia.

Somos muchos miles los habitantes de Barcelona y en general de Cataluña que estamos muy orgullosos de la Sagrada Familia y, por supuesto de que sea el Papa el que haya tenido el detalle de venir personalmente a dedicarla. No tengo ninguna duda de que Benedicto XVI será recibido con todo el afecto por los ciudadanos de Barcelona. Pero es muy importante que a la manifestación exterior del sentimiento, que sin duda se dará, la acompañe una actitud interior de atención a la palabra y de oración por la persona e intenciones de quien es el sucesor de Pedro al frente de la Iglesia.

Noviembre: Oración por los difuntos

Por otra parte recordamos que el mes de noviembre es, tradicionalmente el mes de los difuntos. Se nos recuerda en este mes una de las verdades de nuestra fe: la existencia de un periodo de purificación después de la muerte, que llamamos el Purgatorio. Con los sufragios que ofrecemos por las almas de los difuntos podemos ayudarles en este proceso de purificación. La oración por los difuntos es una manifestación evidente de la caridad cristiana.

No podemos olvidar tampoco que las almas del purgatorio son grandes intercesoras. Nos dice San Josemaría:

Las ánimas benditas del purgatorio. -Por caridad, por justicia, y por un egoísmo disculpable -¡pueden tanto delante de Dios!- tenlas muy en cuenta en tus sacrificios y en tu oración.

Ojalá, cuando las nombres, puedas decir: “Mis buenas amigas las almas del purgatorio…” (Camino 571)

 

Mn Francesc

2 DE OCTUBRE

San Josemaría estuvo en Montalegre en Noviembre de 1972

El día 2 de octubre se cumple un nuevo aniversario de la fundación del Opus Dei.

En el año 1928, el entonces joven sacerdote Josemaría Escrivá vio que Dios le pedía que difundiera por todas partes un mensaje que era al mismo tiempo muy antiguo y una gran novedad: que todos estamos llamados a la santidad.

El mensaje era muy antiguo porque está en el Evangelio y era perfectamente conocido y vivido por los primeros cristianos, como nos consta en los escritos que de ellos nos han llegado. Y era a la vez muy nuevo porque, con el paso de los siglos y las convulsiones que han padecido el mundo y la Iglesia, este mensaje se había ido difuminando.

Muchos años mas tarde el Concilio Vaticano II, en uno de los grandes documentos que promulgó, en la Lumen Gentium, dedicaba un capítulo entero, el quinto, a explicar la vocación a la santidad en la Iglesia, en el que se afirma textualmente: «Por eso, todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía, ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: “Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes, 4,3; Ef, 1,4)». Este texto es acompañado de un amplio desarrollo, pudiéndose afirmar por tanto que la santidad es la vocación original del ser humano.

Aquel sacerdote se puso a trabajar para cumplir esta misión a él confiada. Entendió que se hacía necesaria una Fundación para asegurar que se pudiera cumplir ese querer de Dios. Esa fundación fue una institución que era el Opus Dei, que se fue abriendo paso en la Iglesia y que actualmente tiene la forma de una Prelatura Personal, una fórmula jurídica que se ajusta perfectamente al carisma fundacional, a aquello que se necesita para poder llevar a término esta voluntad divina de recordar al mundo la llamada universal a la santidad, que es la razón de ser del Opus Dei.

Para los miembros de la Obra y para muchas otras personas es un día de agradecimiento a Dios y a San Josemaría, y un buen momento para seguir encomendando los apostolados que se llevan a cabo en la Prelatura y para renovar los deseos de fidelidad a la vocación personal

Mn. Francesc

Más información

Hoja mensual Octubre 2010

PREPAREMOS LA VISITA DEL PAPA

Con la llegada del mes de septiembre se cierra el largo periodo del verano.

Como es tradicional, a lo largo de estos meses todas las cosas han vivido un ritmo más lento, muchas personas han aprovechado para tomarse un merecido descanso y para renovar las energías con el fin de empezar con nuevos bríos el curso que estrenamos.

Al dirigir nuestra mirada hacia delante nos encontramos ya muy cerca de una fecha que tiene un brillo especial: el día 7 de noviembre. Ese día, sin duda, quedará registrado como un día importante para la Iglesia en Cataluña y también en la historia de la Ciudad. Su Santidad Benedicto XVI dedicará el templo de la Sagrada Familia, y tendrá ocasión de encontrarse con millares de fieles, catalanes y de todo el mundo, como corresponde a esta ciudad tan cosmopolita en la que nos encontramos.

Todos esperamos que la visita del Papa sea un revulsivo para nuestra sociedad, que indudablemente tiene unas profundas raíces cristianas, pero que a veces parece querer renegar de la fe sobre la que se ha originado.

Sobre la visita del Papa se puede encontrar una abundante información en la página web del Arzobispado de Barcelona (http://www.arqbcn.org).

Conviene que preparemos bien esta visita. Quizá en cuanto a la organización material no podamos hacer mucho, pero siempre se puede rezar por los frutos del viaje, y esto lo podemos hacer todos, jóvenes adultos y ancianos. La oración –no lo olvidemos– resulta siempre eficacísima.

Mn. Francesc

Hoja mensual Septiembre 2010

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