El día 26 de junio de 2025 se cumplían cincuenta años del traspaso de san Josemaría. Con este motivo se han celebrado misas en el día de la Festividad del santo, y con toda seguridad puede decirse que en los 68 países en dónde está presente el Opus Dei allí se ha celebrado dicha festividad el mismo día o el día anterior. En concreto en España en 183 iglesias, parroquias, basílicas y catedrales, y una en Andorra.
En la Iglesia de Santa María de Montalegre la misa solemne se ha celebrado a las 12h del día 26 de junio, a la que ha acudido un numeroso número de fieles. Ha sido presidida por el rector, Mn. Xavier Argelich, concelebrando Mn. Antoni Pujals, Mn. Josep Ma. Brosa y Mn. Íñigo de Alfonso. También han participado los diáconos Mn. Javier Casals y Mn. Xavier Campmany, y el seminarista Eduard Mata; igualmente, los monaguillos Ryan y Christian, colaboradores habituales de Montalegre en las misas dominicales y otras fiestas.
La santa misa
La misa ha sido la propia del santo, con fragmentos de los textos del Génesis y de la carta de san Pablo a los romanos, el dedicado a la filiación divina. La predicación de la homilía ha sido a cargo de Mn. Antoni Pujals, recién regresado de Roma, ciudad en donde ha trabajado de forma muy cercana al Padre, Mn. Fernando Ocáriz, durante más de ocho años.
Mn. Pujals, después de agradecer al rector su invitación, saludar a los ordenados y a todos en general, nos explicó que él siendo un joven estudiante vino a la Iglesia de Santa María de Montalegre a participar en la única misa funeral que se celebraba a la muerte de san Josemaría en Barcelona. Si bien se sabía que el fundador no se encontraba bien de salud al producirse su muerte de forma repentina les invadió una tristeza natural que en breve se disipó, porque inmediatamente se iniciaron los trámites para su beatificación que se produjo en 1992 y veinte años después, el 6 de octubre de 2002 fue canonizado. Siguió Mn. Pujals comentando el texto de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos: Hermanos los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. San Josemaría no se consideraba perfecto, no lo era, es más, él se consideraba a sí mismo un pecador. A pesar de ello, vio que se podía ser santo en medio del mundo y entendió que este mensaje está en el Evangelio, por lo que era un mensaje nuevo y a la vez antiguo como el propio Evangelio. En el año 1931 recopiló una serie de notas sueltas de la luz que vio y que le suscitó de que todos los bautizados podían llegar a la santidad en la vida ordinaria y en el trabajo en medio del mundo. San Josemaría lo fundamentaba en tres aspectos.
En primer lugar, el gran amor a la Iglesia y al Papa. En este sentido recuerdo que el mismo día en qué murió, el 26 de junio de 1975, le informaron que una persona cercana a Pablo VI quería hablar con alguien del Opus Dei. San Josemaría insistió que el emisario llevara un encargo al Papa: que cada día todos los miembros del Opus Dei rezaban por la Iglesia y el Papa.
En segundo lugar, la fe, el fiarse de Dios, como san Pedro que demostró una gran confianza en el Señor, al tirar las redes al amanecer y sin ver peces, en cambio recogió una pesca abundante e inesperada. Cuando el fundador vio el Opus Dei en 1928 solo tenía 26 años, la gracia de Dios y buen humor y se fio del Señor.
Por último, el afán de almas para llevarlas a Dios, este querer está expresado en el punto 1 de Camino, donde resumió todos sus pensamientos: Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Deja poso. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.
Con todo ello, san Josemaría nos invitaba a una abertura de nuestro corazón y llevar a Cristo a los demás, en medio de las tareas ordinarias. Mn. Pujals nos impelió con esta pregunta ¿Cómo estamos correspondiendo a esta llamada? Por último, nos dijo que huyéramos de las mediocridades y que nuestro corazón se uniera al cielo y a la tierra.
La veneración a las reliquias de san Josemaría
Al acabar antes de la bendición de los fieles, el rector agradeció a los fieles su participación, así como al Sr. Josep Masabeu, el organista de la Casa, a la soprano Rosa Parellada que dirigió los cantos.
Un momento muy esperado al acabar la misa fue la veneración de las reliquias del santo que estuvieron presidiendo toda la celebración. Todos los celebrantes la veneraron al igual que todos los fieles asistentes, uno a uno. Mientras esto sucedía la Sra. Parellada, acompañada al órgano, cantó los Gozos de San Josemaría.
Isabel Hernández Esteban