UNIDOS A LA CRUZ DE CRISTO

Con el Domingo de Ramos empezamos la Semana Santa en la que participaremos una vez más del gran misterio de nuestra redención, de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Desde el primer momento le decimos a Jesús que queremos acompañarle de cerca, muy unidos a Él en estos momentos que suponen el centro de la historia de la humanidad y que, a pesar del dolor y sufrimiento, dan luz a nuestra alma y a nuestra mente, iluminan y alimentan nuestra fe y toda nuestra vida.

Este año viviremos unos días santos muy especiales, mucho más que en años anteriores. Los viviremos en casa, siguiendo las ceremonias litúrgicas a través de los distintos medios de comunicación; o confinados en la habitación guardando cuarentena; o en la cama de un hospital; o atendiendo a los enfermos o prestando servicios esenciales. Sea cual sea la situación personal, buscaremos unirnos a Cristo, abrazados a su Cruz y esperando su Resurrección. En ningún momento nos sentiremos solos y, a la vez, no dejaremos solo a nadie. Tenemos por delante una gran ocasión de vivir la comunión de los santos y de experimentar en carne propia la eficacia de esta verdad de fe. Con el ofrecimiento de todo lo que hagamos o de lo que no podamos hacer, de la enfermedad, el dolor y el sufrimiento, del esfuerzo por vivir la alegría en estos momentos difíciles, uniéndonos a la Cruz de Cristo y a la de los demás encontraremos paz, sosiego y entereza para avanzar y vencer. Con la oración, acompañamos a todos y uniéndonos a las Misas que celebran los sacerdotes estaremos unidos a todos y tendremos fuerzas para darnos a los demás.

De esta manera, experimentaremos de un modo más vivo y pleno el sentido de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, despertará en nosotros el deseo de ser corredentores para después anunciar al mundo que Cristo vive y nos ama inmensamente. Aunque estos días no podamos acercarnos a recibir los sacramentos, pero si desearlos y vivir la comunión espiritual frecuentemente, al unirnos a las celebraciones de la Iglesia experimentaremos que es Madre y que el Señor se nos hace presente en la Iglesia que es su cuerpo místico, y que la Iglesia es y somos los bautizados, es decir, cada uno de nosotros. Este puede ser un gran descubrimiento en esta Semana Santa en casa o en el hospital.

Hay muchos recursos para ayudarnos a vivir estos días con intensidad, aprovechadlos. Busquemos meternos en los grandes momentos de esta semana: el Domingo de Ramos, aclamando al Señor que ha querido habitar en nuestra alma en gracia y meditando su Pasión; el Jueves Santo y la institución de la Eucaristía y del sacramento del Orden sacerdotal, el mandamiento de la caridad; el Viernes Santo reviviendo el camino de la cruz y considerando la entrega total del Hijo de Dios por amor a los hombres, sintiéndonos acompañados de María; la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección exultando con toda la Iglesia y el mundo entero porque Cristo Vive y nos obtiene la vida eterna, la vida para siempre, aunque hayamos de pasar por la cruz. Nos unimos a ti Señor en este tiempo de dolor y sufrimiento sabiendo que tu Luz resplandecerá de nuevo.

María, Salud de los enfermos, consoladora de los afligidos, únenos más a tu Hijo y entre nosotros.

Mn. Xavier Argelich

Con la ayuda amorosa de Dios y de la Virgen María

Ante el confinamiento obligado por la situación de emergencia provocada por la pandemia del Coronavirus, es bueno que sepamos afrontar este difícil momento con la esperanza y el optimismo que nos proporciona nuestra fe y confianza en Dios. El Arzobispo de Barcelona nos ha ayudado a fortalecer esa esperanza con sus palabras llenas de fe, recordándonos que Cristo nos acompaña y conforta en nuestros miedos, angustias, cansancio y en nuestro dolor. “Él nos ama y nos ayudará a salir de esta situación”. También el Papa Francisco nos anima a rezar y confiar en Dios con su petición de que con su mano pare esta pandemia. Ambos nos han indicado el camino, acudir a María. El Papa lo hizo ante la imagen de Santa María Salus Populi Romani; y el Arzobispo de Barcelona con esa indicación maravillosa de San Bernardo de Claraval: “Mira la Estrella, invoca a María”.

En este tiempo de Cuaresma tan especial, acudamos con fe, piedad y fervor a Santa María rogándole que obtenga de su Hijo la gracia del fin de esta epidemia y que conforte nuestros corazones atribulados y nos ayude a amar más a Dios y a ayudar con generosidad a los que tenemos más cercanos y con dificultades para subsistir. Me hace ilusión poderos decir que, durante estos días de confinamiento, hemos podido hacer llegar a todos los beneficiarios de la Acción Social de Montalegre los alimentos que precisan. Por las circunstancias ha habido que hacerlo sin los voluntarios habituales, pero con la ayuda de los vecinos y voluntarios del barrio se han podido repartir todos los lotes, que no son pocos. Gracias a todos y en especial a las personas que trabajan en la Acción Social Montalegre.

Recemos por los que sufren más directamente las consecuencias de esta enfermedad; pidamos por su curación, por los que les atienden y por sus familiares. Que todos, a la vez, nos ayudemos a crecer en la fe y a darnos cuenta que estamos en las manos de Dios y que como decía la santa de Ávila: “Sólo Dios basta”.

Serán días largos y complicados, pero si acudimos al Señor y a su Madre sabremos afrontarlos con el deseo de aprovecharlos para crecer en devoción y piedad, rezando con más calma y tiempo; busquemos la manera de aprovechar bien el día con actividades útiles y constructivas; ayudemos más en casa y fomentemos las virtudes que facilitan y hacen amable la convivencia familiar y vecinal. Y en todo momento podéis contar con el apoyo y la atención de los sacerdotes de Montalegre, con más facilidad los que vivís en el Raval, pero también todos los demás. Todos los días abrimos la Iglesia para que podáis acudir a rezar, a hablar, a buscar apoyo y a recibir el sacramento de la Penitencia. Todos los días celebramos la Eucaristía de modo privado, porque así lo ha establecido el Sr. Arzobispo, pero en la que estáis todos presentes y están todas vuestras intenciones y peticiones. Es una oración de toda la Iglesia que es llevada por manos de los Ángeles a la presencia de nuestro Padre Dios.

Todos los días, ante la Madre de Dios y Madre nuestra, bajo las advocaciones de Santa María de Montalegre y de la Virgen de la Medalla Milagrosa imploramos su maternal asistencia y protección para todos vosotros y para todo el mundo.

Mn. Xavier Argelich

Rector de Sta. M.ª de Montalegre

NUEVO AVISO DE HORARIOS DE MONTALEGRE

HORARIO DE LA IGLESIA DURANTE LOS DÍAS DE CONFINAMIENTO.

 

DE LUNES A VIERNES:

  • MAÑANAS: de 10,00 a 12,30 h.
  • TARDES: de 17,00 a 19,30 h.

SÁBADOS Y DOMINGOS:

  • MAÑANAS: de 10,30 a 13,00 h.
  • TARDES: CERRADO

En este horario se puede venir a rezar, a confesarse y para la atención sacerdotal que se requiera.

En caso de urgencia, llamar al 933014347

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