La fuerza de la fraternidad

La celebración del Nacimiento del Hijo de Dios nos trae cada año la posibilidad de vivir unos días más unidos a toda la familia y a toda la humanidad. Son días en los que ponemos de manifiesto que el amor familiar está por encima de las distancias y de todas aquellas cosas que nos podrían separar, humanamente hablando. Durante estos días hemos palpado el amor de Dios por nosotros y hemos procurado corresponder manifestando también nuestro amor a Él y a los demás.

El Santo Padre Francisco, con ocasión de la Bendición Urbi et Orbi del día de Navidad, nos animó a esmerarnos en la fraternidad cristiana, al considerar que en Cristo todos somos hermanos. La fraternidad tiene una fuerza especial, así, la Sagrada Escritura, nos la presenta como ciudad amurallada. Y los primeros cristianos eran conocidos por cómo se amaban entre ellos.

El arzobispo de Barcelona también nos impulsa a vivir el nuevo año en fraternidad, porque todos somos hijos de Dios y todos somos hermanos, tal como nos recuerda San Juan: “En esto todos conocerán que sois mis discípulos si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Se trata de uno de los ejes principales del plan pastoral diocesano para impulsarnos a dar a conocer a Cristo a los que todavía no lo conocen o viven alejados de él. El amor fraterno es uno de los exponentes principales de la vida cristiana, señal evidente de que realmente procuramos amar a Dios sobre todas las cosas. Nuestro Señor Jesucristo ama a todos, por todos nace, vive y entrega su vida. Acoge a todos, tiene palabras de consuelo para todos, exige a todos y de todos pide correspondencia a tanto amor.

Hemos empezado un nuevo año, como siempre, bajo el patrocinio de Santa María, Madre de Dios. Esmerémonos en querer más a los demás, empezando por nuestros familiares y por los más cercanos y necesitados.

Mn. Xavier Argelich

Vivir la familia cristiana

El último domingo del año la Iglesia Católica lo dedica a la Sagrada Familia de Nazaret, fiesta que se celebra dentro de la Octava de la Navidad. En la oración de inicio de la Eucaristía se lee: “Los pastores fueron corriendo y encontraron a Jesús, María y José”. Con este principio la Iglesia Católica encomienda a la familia cristiana a imitar las virtudes domésticas para gozar del hogar del Cielo.

Pesebre de Montalegre

La primera lectura trataba sobre la familia proveniente de un extracto del Libro del Eclesiastés, que constituye uno de los Libros Sapienciales de la Biblia, no nos aleja de nuestros deberes y beneficios ante Dios:

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

En la homilía de la misa solemne del domingo, el rector de Montalegre recordó que el Libro del Eclesiastés, a pesar de los siglos que hace que se elaboró Fue el querer y la bondad de Dios para el hombre y la mujer, para sus hijos y sus padres, para la esposa y para el esposo… Es por ello que Jesús nació en medio de una familia, y aun queriendo Jesús hacer la voluntad de su Padre Dios, se mantuvo sujeto a su familia, se quedó con María y José y sus parientes… Hemos de defender la familia con virtudes, las cuales son conductas y actitudes concretas, y no valores que son conceptos intangibles y muy genéricos… Cada miembro de la familia ha de procurar vivir las virtudes, que sepamos hacer visible ese amor a la familia, parientes, al prójimo… Y a su vez seamos agradecidos, y demos gracias a Dios por la familia que tenemos.

A los queridos lectores de esta web de Montalegre le desea todo el equipo de comunicación un feliz año 2019 y Qué sea lo que Dios quiera.

Isabel Hernández Esteban

Testigos de la venida del Señor

 

¡Dios viene! Esta breve exclamación abre el tiempo de Adviento y resuena durante estas semanas de preparación para el nacimiento del Hijo de Dios.

Es un tiempo de espera alegre que nos lleva a disponernos y a disponer nuestro hogar y entorno para darle el mejor recibimiento posible a nuestro Redentor, a nuestro Dios. Por eso procuraremos, en primer lugar, preparar nuestra alma para que encuentre en ella una digna morada. Alimentemos, estos días, nuestra vida espiritual con los textos sagrados que la liturgia nos presenta y fomentemos la ilusión de la venida de Cristo a la tierra.

Y, a la vez, buscaremos adornar nuestro mundo para que cuando llegue encuentre un ambiente festivo, lleno de alegría, paz, caridad y mucha fe. De ahí la necesidad de adornar e iluminar bien nuestras casas y ciudades.

En una sociedad como la nuestra, cristiana pero cada vez más paganizada, el Adviento es una buena ocasión para dar testimonio de la venida de Dios al mundo. Mostremos nuestra fe en el modo de actuar y de celebrar las próximas fiestas navideñas. La certeza de la venida de Cristo nos llevará a vivir este gran acontecimiento preparándonos con la oración, fomentando la esperanza y viviendo las costumbres cristianas de estas fechas. La corona de Adviento, el Belén, el árbol de Navidad, el Niño Jesús, las comidas familiares, la celebración de la Epifanía, etc. nos introducen en el gran misterio de la venida del Señor para habitar entre nosotros y manifestar su gran Amor a los hombres.

Las velas de la corona de Adviento que encenderemos cada domingo iluminarán nuestro interior para dar cabida y cobijo al Niño-Dios que nacerá en Belén. ¡Feliz Navidad!

Mn. Xavier Argelich

 

Sufragios por José María Hernández Garnica, los cooperadores del Opus Dei y Teresa Espinós

En noviembre, mes en el que la Iglesia Católica lo dedica especialmente a los difuntos, en la Iglesia de Santa María de Montalegre se celebraron misas en sufragios. El lunes día 12 a las 19h, la misa en sufragio por el Siervo de Dios José María Hernández Garnica, cuyos restos mortales reposan en Montalegre desde el día 11 de noviembre de 2011; el sábado, día 17 a las 12h, la misa fue en sufragio de las almas de los cooperadores del Opus Dei difuntos. Por último, la misa de 10h del martes día 20, se ofreció por Teresa Espinós.

Identificado con Cristo

En la homilía el rector recordó rasgos de su biografía. “José María Hernández Garnica se dedicó a la sección de mujeres de la Obra, dio ejemplo de su dedicación por entero al Señor, a las almas y al Opus Dei… El contacto en su juventud con San Josemaría le fue calando de tal manera que descubrió un mundo nuevo, su vocación al Opus Dei y al sacerdocio… Fue creciendo en virtudes, en la santificación del trabajo, viviendo el celibato apostólico y haciendo las cosas para la gloria de Dios… A la vista de las conclusiones del reciente sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, hemos de acompañar a los jóvenes de hoy para que descubran su vocación… Hemos de escuchar a los demás antes de hablar, los sacerdotes en el confesionario y los laicos promoviendo la escucha para conocer la voluntad de Dios.

Acabada la celebración, todos los asistentes nos acercamos a la sepultura, y Mn. Xavier Argelich rezó un responso.

Por las almas de los cooperadores del Opus Dei difuntos

Con mucha asistencia de fieles de la Obra, así como de cooperadores, y otras personas habituales de la misa de 12h de Montalegre, el vicario de la delegación del Opus Dei en Catalunya, Mn. Ignasi Font, presidió la Eucaristía junto al rector de Montalegre el sábado 17 de noviembre. Al inicio de la celebración, el vicario nos dijo que Ningún oficio de difuntos tiene carácter triste … es alegre pues es en acción de gracias por los bienes recibidos. Al hilo de esta entrada, en el salmo se cantó El Señor es mi Pastor, nada me falta.

En la homilía, Mn. Font hizo hincapié en toda la labor de los cooperadores del Opus Dei, que han contribuido con sus oraciones, tiempo, dedicación y ayudas económicas para el desarrollo de muchos proyectos que sin ellos no se hubieran podido realizar. Sus palabras iban dirigidas a todos los cooperadores, también a los presentes en el templo. Asimismo, manifestó su agradecimiento en nombre del Padre Fernando, prelado de la Obra… “Los cooperadores son y sois servidores de la causa de Dios”.

Finalizó la celebración con el canto de la Salve. Cabe destacar la participación de la Coral de la Parroquia de Belén, de Barcelona, ubicada también en el barrio de El Raval, tocando a la Rambla. Sus voces y cantos enervaron nuestras emociones.

Y después de la misa

Tomó el micrófono un cooperador laico que nos explicó su testimonio. Sus declaraciones estaban llenas de entusiasmo, dando gracias al Sí que dio San Josemaría a lo que Dios le pedía. Agradeció ampliamente a todos los cooperadores su colaboración y nos animó a los presentes a que invitásemos a muchas personas a que fueran generosas.

Por último, compartimos un aperitivo bien servido en el Patio Manning donde pudimos saludarnos y compartir experiencias.

Impulsora del retiro de los martes en Montalegre

En la hora del rezo del Ángelus del día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, murió en Barcelona Teresa Espinós, después de una larga vida de entrega al Opus Dei. Desarrolló y participó en los encargos apostólicos que se le habían encomendado.

Durante muchos años Tere Espinós impulsó el retiro del tercer martes en Montalegre, el cual está totalmente integrado en las actividades pastorales. Por ello, el martes 20 de noviembre, la misa de 10h se ofreció en sufragio de su alma, y muy especialmente en ese día, pues a continuación hacíamos el retiro espiritual correspondiente a ese mes.

Que Dios los guarde a todos para la vida eterna.

Isabel Hernández Esteban

La fe y los jóvenes

A finales del mes pasado concluyó en Roma el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Durante todo el mes de octubre, en Montalegre, lo hemos vivido rezando diariamente el Santo Rosario en comunidad de fieles, tal como nos propuso a todos los cristianos el Papa Francisco. Ahora seguiremos rezando por las conclusiones y los frutos del mismo.

La Iglesia entera ha reflexionado sobre la juventud, la fe y la llamada de Dios a todo creyente, especialmente a ellos, los más jóvenes. En el sínodo se ha hablado del valor de los jóvenes para la Iglesia y de cómo los adultos podemos ayudarlos a desarrollar todas sus capacidades en bien de la fe y de la respuesta generosa a Dios. Es una cuestión que nos afecta a todos, tanto jóvenes como menos jóvenes. La fe se vive y se transmite principalmente en el seno de la familia, con la ayuda de la comunidad eclesial de la que formamos parte.

Por ello, os animo a todos a reflexionar sobre cómo vivimos la fe y cómo procuramos transmitirla. A través del ejemplo, de las obras y, también, de la palabra, acogiendo, comprendiendo y acompañando a los demás, mostrando, al mismo tiempo, una verdadera preocupación por los más necesitados espiritual y materialmente. Es una tarea que nos ilusiona y que traerá un rejuvenecimiento en la Iglesia y de cada uno de nosotros. Recemos por los jóvenes y con los jóvenes, acercándonos a ellos con verdadero amor cristiano y facilitándoles que conozcan el verdadero rostro amable de Cristo.

Acudamos este mes de noviembre de modo especial a la intercesión de los santos y de las almas del Purgatorio, ofreciendo por ellas abundantes sufragios deseosos de que lleguen al cielo y nos contagien el deseo de alcanzar la meta no sin antes contagiar a muchos la alegría de nuestra fe.

Mn. Xavier Argelich

Al amparo de los Santos Custodios

El día 2 de octubre de 2018 se culminaba una fecha importante: el 90 aniversario de la fundación del Opus Dei en la festividad de los Santos Ángeles Custodios. En la Iglesia de Santa María de Montalegre se celebró la santa misa con la solemnidad que permitía la liturgia, en acción de gracias al querer de Dios por haber permitido, desde el año 1928, que el Opus Dei siga adelante y se extienda, como ya es una realidad en todo el mundo, pues ciertamente es obra de Dios.

Presidió la Eucaristía el rector de Montalegre, Mn. Xavier Argelich, y concelebraron con él Mn. Joan Costa, rector de la parroquia de Belén; Mn. Joan Cabot arcipreste del arciprestado Raval-Poble Sec y rector de la parroquia de la Virgen de Lourdes; Mn. Domingo Lorenzo, mercedario y rector de la parroquia de san Pedro Nolasco. Mn. Joan Juventeny fue el maestro de ceremonias.

En la homilía, Mn. Argelich nos recordó que San Josemaría tenía mucha devoción a los ángeles custodios y aquel 2 de octubre de 1928 recibió la llamada de Dios para fundar el Opus Dei y a partir de entonces consagró toda su vida a corresponder a esa llamada de Dios: Jesús fundó el Opus Dei y san Josemaría puso de su parte lucha, oración y diálogo con Dios. El rector también nos pidió que rezásemos muy especialmente este mes de octubre por el Papa y por el sínodo de obispos que se celebra en La Santa Sede. Finalmente, añadió El Señor se toma muy en serio nuestra vida y los ángeles custodias nos ayudan a vivirla con plenitud y con la alegría del Evangelio.

El rector agradeció públicamente al benefactor anónimo de las 90 rosas rojas que había obsequiado a la Iglesia de Santa María de Montalegre para ser ofrecidas al pie de la imagen de san Josemaría.

 

Comunicación Montalegre

Damos gracias a Dios

Dos de octubre de 1928, Madrid, en la Casa de los Padres Paules, haciendo ejercicios espirituales, repasando las notas de vida interior que había ido tomando en los últimos años, y de golpe, san Josemaría ve el Opus Dei. Una luz sobrenatural le hace comprender aquello que había barruntado durante años y que no sabía lo que era. Ahora san Josemaría ya lo sabe, y se arrodilla en el suelo  de su habitación. Da gracias a Dios y con una gran docilidad empieza a recordar que todos estamos llamados a la santidad, ahí donde estamos, sin necesidad de cambiar de estado, en medio del mundo, a través de todos los trabajos honrados que el hombre puede realizar. Todos podemos llegar a la santidad. Él mismo lo expresará de una manera maravillosa diciendo “Se han abierto los caminos divinos de la tierra”.

Celebramos el nonagésimo aniversario de aquel acontecimiento. Hace 90 años que Dios suscitó el Opus Dei, y nos unimos a la acción de gracias que desde todos los continentes se eleva a Dios. Y lo hacemos de todo corazón. Durante todos estos años el Opus Dei ha llevado su mensaje a muchos países, contribuyendo a que el espíritu cristiano se impregne en la vida de muchas personas, familias e instituciones. Pedimos al Señor que continúe sembrando el mundo a manos llenas, con un trabajo intenso y constante, al paso de Dios.

También elevamos nuestro agradecimiento a Dios por los más de cincuenta años en los que los sacerdotes del Opus Dei atienden esta Iglesia de Santa María de Montalegre, procurando servir a la Iglesia como Ella quiere ser servida y a todas las personas que vienen al encuentro de Nuestro Señor. Además, acudiremos a María con el rezo del Santo Rosario.

Mn. Xavier Argelich

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