Arte y Fe construyen el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia

CITA CON LA BELLEZA,  de  Antonio Rodríguez  y Màxim Rosés,

tomado de TEMES D’AVUI,

publicado el 30 de junio de 2010.

En unos días que no podemos considerar tranquilos, la noticia de que Su Santidad Benedicto XVI vendrá a Barcelona, concretamente al Templo de la Sagrada Familia, no debe sorprendernos. Hace falta claridad y, sin duda, el Papa será portador de ella. Nos ayudará a recordar que la Sagrada Familia no es un espectáculo para recaudar dinero y atraer a los turistas, sino, por encima de todo, un lugar donde fe y arte coinciden en una fusión naturalmente perfecta.
El que era entonces Cardenal Joseph Ratzinger, recordó en Rímini que la evangelización debe favorecer el encuentro con la belleza de la fe y que el acrecentamiento de la fe pasa por la atención a lo Bello –en contraposición al culto de lo feo–, y por el abandono de la “belleza falaz que empequeñece al hombre”. Antoni Gaudí, uno de esos catalanes que han hecho historia, artista completo y hombre de fe, derrama arte y fe en una obra magnífica, de una enorme complejidad y –sin duda–, originalmente bella. Y es que el propio Benedicto XVI, siendo ya Papa, señaló en su famoso encuentro con los artistas en la Capilla Sixtina el 21 de noviembre de 2009 que, cuando el hombre se deja herir por la belleza, ésta le impresiona, le entusiasma y le recuerda su destino último; lo encamina hacia el Otro, abriendo su corazón y sus ojos al Amor y al Misterio del cual forma parte.
 
Por este motivo, aunque siempre habrá quienes consideren la visita del Papa a nuestra ciudad como un mero acontecimiento diplomático, o como la simple inauguración de un edificio de renombre en el imaginario del modernismo catalán, todo esto no es más que la punta del iceberg: la Sagrada Familia –ya en su nombre y en su historia– deja claro que se trata de un templo iniciado por la fe, cuya razón de ser está en comunión directa con la idea del Papa de la compenetración del arte y la belleza con la fe y la religión. Es gracias a esta fe que el templo modernista se sigue levantando cada día, con la ayuda y soporte de hombres y mujeres que creen y que no desfallecen. ¿En cuántas ciudades del mundo se está levantando aún un edificio semejante con las aportaciones de los fieles? La fe ha dado alas para levantarla, pero, sin duda, la belleza es un estímulo certero.
Si, como el propio Papa afirmó, no es casualidad que aquel encuentro con los artistas en la Capilla Sixtina se diese en un lugar “precioso por su arquitectura”, tampoco lo será la cita que se dará el siete de noviembre de 2010 en la Sagrada Familia, justo un año después de aquel encuentro. A todos los artistas, a los cuales Benedicto XVI honra con el calificativo de “guardianes de la belleza”, les confía la misión de ensanchar los horizontes del conocimiento siendo esperanza para la humanidad, dado que el Arte puede ser “camino de reflexión interior y espiritualidad”.
Esta reflexión interior tampoco es ajena al pensamiento del Papa, a quien el filósofo alemán Jürgen Habermas ha tildado de “amigo de la razón” y cuyas alusiones al papel de la razón en la religión han tenido una repercusión mundial. Benedicto afirma que la fascinación en la búsqueda de esta belleza no es territorio exclusivo de la fe, del buen gusto o del sentimiento; no es algo irracional, no supone una huida de la claridad de la razón o un mero estetismo superficial. Más bien, sucede todo lo contrario: la búsqueda de la belleza es, para el Papa-profesor, aquel camino que abre al hombre las puertas al Misterio y alimenta en la razón humana el profundo deseo de conocer. Este deseo de conocer provoca la liberación de la razón que, una vez encaminada hacia lo Bello, puede obrar con independencia.
 
“Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas. Ante la sacralidad de la vida y del ser humano, ante las maravillas del universo, la única actitud apropiada es el asombro.” Ya se ve que no sólo se ha conformado Benedicto XVI con resaltar la enorme importancia que la razón y la belleza artística –de la cual es un enamorado–, tienen para la fe. No se ha limitado a un mero planteamiento intelectual acerca del arte en relación al individuo racional. Tampoco se ha olvidado de denunciar el creciente peligro que corre la belleza de la naturaleza en nuestros días, puesto que esta belleza también constituye parte del camino que lleva a Dios. El Papa ha hecho mención explícita a la “explotación sin conciencia de los recursos del planeta en beneficio de unos pocos”, en detrimento de sus maravillas naturales, en lugar de cultivar su belleza. Y esto que podría parecer una frase bonita, políticamente correcta, viene seguida de una dura y directísima referencia al “derroche de recursos minerales y marinos para alimentar un consumismo insaciable”.
No obstante, la cosa no ha quedado ahí, en una crítica atrevida y desafiante. El Papa propone también atractivas mejoras: propugna un ecologismo cristiano basado en el respeto por la “Razón creadora”. Para el Papa la humanidad debe volver a este logos divino “para acertar con la naturaleza y con nuestro modo de ser”. Se trata de un ecologismo iniciado por la fe –como también está siendo erigido nuestro emblemático Templo por la fe–, que intenta salvaguardar la belleza de la naturaleza y se basa en el respeto a la razón. Así pues, Benedicto XVI ha sabido conjugar fe, razón y ecologismo haciéndolos discurrir por la misma via pulchritudinis, un recorrido artístico, estético y religioso por el cual la razón humana reconoce el Todo en el fragmento, a Dios en la historia de la humanidad; un itinerario hacia el fin último del hombre y el descubrimiento del sentido de su existencia.
 
 
 artículo publicado en novadiagonal nº 57, del col.legi major universitari Monterols

Consideraciones al respecto de “Sexe i joves” (Sexo y Jóvenes)

 
El Departamento de Salud de a Generalitat de Cataluña y el Instituto Catalán de la salud han hecho pública la página web “Sexo jovenes” en el dominio “gencat”, dirigida especialmente a los adolescentes y jóvenes sobre temas relacionados con la sexualidad. Por causa de los criterios que se mencionan, y por la confusión que puede crear sobre los valores morales en los adolescentes y los jóvenes, la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar del Arzobispado de Barcelona, quiere ofrecer su reflexión a las personas que buscan, sobre esta materia, un criterio cristiano, y como expresión de una parte de la sociedad catalana que se preocupa por la educación de sus adolescentes y jóvenes y no se ve reflejada en en los juicios y los criterios promovidos desde una entidad pública como el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña.
El Documento no formula juicios éticos en principio; se presenta como una página informativa y neutra. Pero en estos temas, la simple información ya es una opción ética clara. La opción es ésta: en temas de sexualidad y embarazo, el interesado o interesada tiene abiertas, delante suyo, todas las posibilidades; cualquier decisión que tome es buena. Se trata sólo de informar.
Este es un criterio perverso. No se acepta este criterio en otros ámbitos de los comportamientos humanos: en los negocios, en la circulación, en la educación de los hijos, en la práctica médica o judicial, en la resolución de los conflictos entre personas, entre grupos o entre pueblos. En todos los ámbitos de la vida humana, sabemos que hay comportamientos positivos y comportamientos negativos, que quiere decir que son éticamente buenos o éticamente malos. Si alguien se presenta diciendo que todo está permitido, será acusado de ser un ser socialmente peligroso. En cambio, este es el criterio de este Documento en cuanto a la experiencia sexual, las relaciones de pareja, la regulación de la natalidad o el aborto.
El Documento aplica, prácticamente sin ninguna limitación, el criterio de la permisividad total en el ámbito de la sexualidad y de la pareja, erigiéndose en derecho que cualquiera puede exigir a los educadores o a la sociedad. Para evitar una visión negativa de la sexualidad acaba permitiendo e incluso promoviendo todo tipo de experiencias, como si la permisividad total fuera garantía de validez ética, de salud psíquica y de realización personal.
El ámbito de las relaciones humanas y de la sexualidad, como todos los otros, se ha de vivir según el criterio fundamental de la auténtica vida humana. Ésta está marcada por el amor personal y el respeto a toda vida humana, ya desde el primer momento. Los tabúes y las represiones no se superan a base de aceptar cualquier tipo de experiencias, porque éstas terminan dañando al otro o a uno mismo. Sólo la búsqueda sincera de ser fiel a los valores morales puede ayudar a hacer crecer a la persona y ofrecerle una verdadera realización personal. La verdadera vida ética consiste en someter y orientar las propias tendencias biológicas, también las sexuales, al amor auténtico, maduro y sincero, a la persona del otro, al servicio respetuoso de la nueva vida que puede aparecer en la relación sexual.
El cuerpo no es un juguete, no tiene como finalidad ser una caja de resonancia para conseguir el máximo placer. Los demás no son objetos para conseguir relaciones efímeras y sin valor en función de intereses primarios personales, como presenta la página “sexo jóvenes”. Desde nuestra posición cristiana podemos aportar una nueva visión: las relaciones sexuales tienen mayor valor cuando se reconoce que han de ser fruto de una donación personal, donación de amor total, y que significan un compromiso fiel, responsable y definitivo, como pertenece la dignidad del ser humano. Afirmamos también que la vida es sagrada e inviolable y que merece todo el respeto y protección desde el primer momento hasta el último.
El Documento del Departamento de Salud de la Generalitat realiza una labor social y educativamente muy negativa. Con la excusa de la información liberadora y neutra, de hecho promueve una concepción de las relaciones humanas y de la sexualidad que destruye la obra educativa de las familias y de las escuelas, porque la educación de los hijos es un derecho inalienable de los padres. Lo lamentamos porque la Generalitat es nuestro gobierno, y creemos que se debería poner al servicio de los esfuerzos y los ineludibles derechos y deberes educativos de los padres, de las escuelas y de toda la sociedad, que intentan que nuestros adolescentes y jóvenes vivan en el respeto, el amor personal y su realización auténtica, respetando todos aquellos valores que dan sentido a la vida de las personas y de las familias.
Barcelona, 17 de junio de 2010

SIN EL DOMINGO NO PODEMOS VIVIR

Hace unos años, el Papa Juan Pablo II en la Encíclica Dies Domini escribía estas palabras: «Que todos los fieles vean muy claro el valor irrenunciable del domingo en la vida cristiana.

Actuando así nos situamos en la perenne tradición de la Iglesia, recordada firmemente por el Concilio Vaticano II al enseñar que, en el domingo, “los fieles deben reunirse en asamblea a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, hagan memoria de la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios que los ha regenerado para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (cf 1Pe 1,3)”» (Dies Domini, 6).

Sobre el mismo tema predicó el Papa Benedicto XVI en la homilía de una misa celebrada en Viena con motivo de su viaje a Austria, en septiembre de 2007, en la que repetía la frase pronunciada por los mártires de Abitinia, quienes respondieron a la prohibición del emperador Diocleciano de reunirse para celebrar la eucaristía con esta frase: «Sin el domingo no podemos vivir» .

Destacamos algunas de las ideas contenidas en aquella predicación del Papa.

El domingo, en nuestras sociedades occidentales, se ha convertido en un fin de semana, en tiempo libre.

El tiempo libre, especialmente en medio de la prisa del mundo moderno, es ciertamente algo bello y necesario. Pero si el tiempo libre no tiene un centro interior que ofrece una orientación de conjunto acaba convirtiéndose en tiempo vacío que no refuerza ni ofrece descanso. El tiempo libre tiene necesidad de un centro, el encuentro con Aquel que es nuestro origen y nuestra meta.

Recordando el ejemplo de los primeros cristianos, Benedicto XVI explicó que para ellos la misa dominical no era vista «como un precepto, sino como una necesidad interior».

También nosotros tenemos necesidad del contacto con Jesús Resucitado, que nos apoya hasta después de la muerte. Tenemos necesidad de este encuentro que nos reúne, que nos da un espacio de libertad, que nos permite mirar más allá del activismo de la vida cotidiana para contemplar el amor creador de Dios, del que procedemos y hacia el que estamos en camino.

También explicó el Papa que el domingo al mismo tiempo nos recuerda el último día de la creación de Dios, como es narrada en el Génesis: «Por este motivo, el domingo también es en la Iglesia la fiesta semanal de la creación, la fiesta de la gratitud y de la alegría por la creación de Dios».

Mn Francesc

Hoja mensual Julio 2010

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